En la gran mayoría de modelos de tratamiento y los centros que los imparten, barajan números muy dispares en cuanto al porcentaje de asistencia en función del sexo; un 80% los constituyen los hombres y un 20% las mujeres.
Con estos datos se podría asumir que se debe a la prevalencia en la enfermedad de la adicción, en la que se dicta que esta patología afectaría más a hombres que a mujeres.
La realidad es totalmente diferente.
Desde la perspectiva de género se puede afirmar que son errores en el diseño y en la planificación del tratamiento, que llevan a la invisibilización de la mujer adicta y a su doble penalización; que como principal consecuencia origina una mayor dificultad para acceder al tratamiento y aún mayor incomodidad para permanecer en él, teniendo así poco margen a la mejora.
En GenA nos preocupa esta realidad y es por ello que estamos dispuest@s a movernos.