2020.
Suena futurista.
Suena a progreso.
Parece que vayamos muy avanzados en múltiples campos, pero hay cosas que no prosperan al ritmo ni a la velocidad que a todos nos gustaría.
Entre esas situaciones que parecen que no acaban de encontrar la marcha que a todos nos iría bien, y que sigue siendo un gran desconocido para el campo de la ciencia, encontraríamos el cerebro y su gran potencial aún sin descubrir.
Dentro de muchas de las incertidumbres que hay hoy en día respecto al cerebro, muchas investigaciones giran entorno a las patologías que conocemos como ‘’mentales’’.
Actualmente se estima que una de cada dos personas experimenta un problema de salud mental a lo largo de su vida.
Conociendo estos datos sigue sorprendiendo que el estigma que se suele tener al respecto de este tipo de patologías en vez de reducirse, parece que va en aumento.
Vemos como nuestra sociedad avanza, como cada vez hay más y más estímulos que llegan en forma de in-puts a nuestras conexiones neuronales y que éstas no son capaces de poder procesarlas todas.
Actualmente estamos viviendo una situación que nos ha hecho parar a todos en seco, el COVID-19 nos ha sorprendido a todos, haciéndonos conectar con el hecho de parar y frenar todos estos estímulos, encontrándonos con nuestro pensamiento y dándonos la oportunidad para comprobar que nuestra gestión emocional deja mucho que desear.
En momentos como el de ahora, aparece la idea de poder valorar la posibilidad de recurrir a un profesional de la salud mental, ya que nos damos cuenta que a veces por muy superhéroes que nos creamos, nos enredamos con nuestra propia capa.
Esta idea gana peso dentro de nuestra mente, pero luego cuando la proyectamos para el exterior, aún viviendo en pleno signo veintiuno, nos encontramos con los típicos comentarios de; ‘’ir al psicólogo no te hace falta, auto-gestionate, todo depende de tú fuerza de voluntad, no seas débil…’’
¿Por qué el tema de la salud mental sigue siendo tabú en nuestra sociedad? ¿Por qué nuestra educación emocional es inexistente cuando es fundamental?
Situaciones como la cuarentena (ésta generada por el COVID-19, pero pueden haber otros momentos que nos hagan parar), nos ponen de manifiesto que cuando quitamos todos estos estímulos externos, cuando dejamos todas las distracciones, cuando nos cansamos de estar delante de pantallas o detrás de las apariencias, lo único que nos queda es el hecho de estar uno consigo mismo. Y allí es dónde llega la llamada de socorro.
Porque muchas veces tapamos todo lo que sentimos con mil actividades y quehaceres, debido a que no soportamos conectar realmente con lo que nos está sucediendo.
Ansiedad, enfado, frustración, apatía… son sólo algunas de las alarmas que pueden hacernos pensar que algo está pasando.
A veces, pedir ayuda es la mejor opción, sea lo qué sea que te esté pasando. No eres más débil por poder buscar un poco de luz en un momento de oscuridad.
Los profesionales de la salud, y en este caso de la salud mental, estamos a tu disposición para poder valorar la situación y para poder acompañarte en aquellos procesos que puedan ayudar a potenciar la calidad de tu vida.
No dejes que el estigma siga potenciándose, rompe esta cadena y hazlo por ti.
Hazlo por los que cómo tú, lo están pasando mal y no son capaces de acudir a un lugar dónde puedan ayudarle.
A tu alrededor hay miles de profesionales que estarán encantados de poder ayudarte.
Da el primer paso y cualquier profesional te ayudará a buscar al idóneo para tu caso.

Elisavet Kiniopoulou – Psicóloga 26022
2 Comentarios. Dejar nuevo
Tengo mucho tiempo presentando depresión, insomnio, ansiedad.
Lo más importante es que puedas acercarte a cualquier profesional de la salud para poder hacer una valoración de la sintomatología y asesorarte para empezar a encontrarte mejor !